Por Antonio Cornadó

Artículo perteneciente a la serie «Lecciones de comunicación que nos deja la pandemia». Puedes leer todos los artículos aquí:


Sin duda recordaremos las empresas que, desde el principio de la crisis sanitaria, pusieron a disposición de la comunidad sus capacidades para proteger la salud de los ciudadanos y asegurar el suministro de bienes de primera necesidad. Estas organizaciones priorizaron el interés general sobre su propio beneficio y por ello merecen agradecimiento y, sobre todo, confianza.

La pandemia ha puesto en el escaparate el verdadero carácter de las empresas, su sentido, sus raíces y el propósito con el que actúan. Es decir, cual es el ADN del que están formadas. En este contexto hay un ejemplo que merece ser destacado. Mercadona ha sido, en esta pandemia, el ejemplo de propósito empresarial y coherencia personal de su presidente, Juan Roig. Una secuencia de acciones, no de palabras, nos ayudarán a valorar mejor esta dimensión.

En la pandemia los supermercados se convirtieron en uno de los únicos establecimientos abiertos donde poder adquirir alimentos básicos. Ante el incremento de la demanda la empresa contrató a 600 nuevos empleados, claves para seguir asegurando los procesos logísticos. La empresa reconoció su esfuerzo con una prima del 20% del sueldo.

En mayo, Mercadona anunció la reducción de jornada de todos los trabajadores a cuatro días de trabajo y tres de libranza, en un sistema que se mantendría mientras durasen los efectos de la crisis sanitaria.

En este tiempo, Mercadona también ha ayudado a sus proveedores inyectándoles liquidez con el propósito de que esas empresas pudieran cobrar sus facturas al momento y mantener el empleo.

La cadena valenciana también se ha implicado a fondo con los colectivos más vulnerables, incrementando las donaciones y las colaboraciones con los comedores sociales y los Bancos de Alimentos. En lo que va de 2020 ha donado más de 150.000 kilos a entidades y organizaciones sociales.

¿Cuál es su secreto? Simple: la coherencia, manifestada a través de una filosofía que pone a las personas en el centro, que cuida de sus empleados y ayuda a los más vulnerables a través de acciones que evidencian responsabilidad y compromiso. En definitiva, una compañía con propósito y con alma que los ciudadanos han sabido valorar y los clientes reconocer.

Artículo publicado originariamente en El Diario Montañés el 26 de julio de 2020.