Por Antonio Cornadó

En menos de dos semanas habrá elecciones en Estados Unidos. Hace ahora justamente cuatro años varias cuentas anónimas en Facebook comenzaron a difundir la noticia de que la candidata demócrata, Hillary Clinton, formaba parte de una red de explotación sexual de menores que tenía su sede en una conocida pizzería de Washington D.C. Estas informaciones se difundieron a gran velocidad y miles de ciudadanos les dieron credibilidad. De hecho, poco tiempo después de la publicación de la noticia, un bombero estadounidense condujo varias horas hasta la capital, entró armado al restaurante y comenzó a disparar con la intención de liberar a los presuntos niños explotados sexualmente.

Esa agria campaña fue un anticipo de lo que después hemos visto en otras más recientes y cercanas. Estas campañas políticas buscan afianzar las creencias y las convicciones de los afines y darles argumentos para que pueda influir en su círculo más íntimo, sus allegados, sus amigos, sus compañeros de trabajo, para los que son una fuente fiable de información. El éxito de algunas noticias falsas relacionadas con la pandemia, como las inyecciones de lejía y extravagancias peligrosas del estilo, tienen su origen aquí.

En el mundo de la empresa este mecanismo de transmisión no es diferente. ¿Recuerdan la noticia de la posible prohibición de los kebab en la Unión Europea por sus riesgos para la salud? ¿Han recibido alguna vez una alerta sobre una supuesta retirada de las cremas de Mercadona por parte del Ministerio de Sanidad?

La situación creada es resultado de la confluencia de dos factores: simplificación del mensaje y viralidad en la difusión a través de las redes sociales. La única manera de combatir esta pandemia informativa que lastra la reputación de las empresas es la prevención, la escucha y la respuesta rápida en la comunicación pública. Algo así como sucede con los incendios forestales: preparar el terreno en invierno, estar vigilantes en primavera y actuar con inmediatez en verano. Todo un reto para nuestros bosques y para nuestras empresas.

Artículo publicado originariamente en El Diario Montañés en octubre de 2020.