Por Antonio Cornadó
Las cenas de empresa tienen tantos fans como detractores. A los ‘antis’ les da miedo que los conozcan fuera del ambiente formal y a veces artificialmente educado de lo laboral. Los ‘devotos’ quieren, desean, buscan que sus compañeros conozcan la parte divertida, amable y desenfadada que tienen cuando desaparece el corsé de las relaciones profesionales. Tuve un jefe que siempre proponía los discursos y los premios de las cenas de empresa al comienzo porque luego -decía- la gente bebe y se pone o nostálgica o pesada o faltona. Y tenía razón.
Para unos y otros los meses de teletrabajo han supuesto un descubrimiento. Paradójicamente la distancia física nos ha permitido entrar en casa de un compañero, ver cómo es su vida, su casa y conocer más de él que en cualquier cena. En estos meses también los directivos han podido acortar esa distancia a veces artificialmente impuesta por la “cultura” de la organización que trata de segmentar y segregar a los empleados según su categoría; se han aplanado los organigramas.
La forma de tratar a las personas que trabajan en la empresa ha evolucionado, ha mejorado. Y en este cambio la comunicación ha sido una herramienta fundamental. Hoy para conocer, cohesionar y motivar a los equipos se organizan jornadas de aventura, team building, retos deportivos y asuntos por el estilo. No obstante, mi mejor experiencia -y la que recomiendo- es más pacífica y más simple.
Cuatro preguntas formuladas a cada interlocutor en un ambiente sosegado:
- Quién eres: cuál es tu biografía, quién es tu familia, qué aficiones y miedos están en tu vida.
- Qué haces: a que te dedicas, en qué eres bueno, cuáles son tus habilidades, en qué destacas.
- Qué quieres: cuál es tu motivación vital y profesional, tus sueños y tus miedos.
- Cómo podemos ayudarte: qué podemos aportar para hacer de ti una persona feliz y comprometida en su actividad profesional.
La función directiva va de hacer, pero también va de escuchar y conocer lo que mueve y motiva a las personas en su quehacer diario. Y en esta parte, la comunicación también tiene importancia en la estrategia empresarial.
—
Artículo publicado originariamente en El Diario Montañés